BATALLA DE LOS ARAPILES
En julio de 1813 los ingleses al mando del general Graham sitiaban San Sebastián ocupada por los napoleónicos, el 4º ejército o Ejército de Galicia al mando del general Manuel Freire, ante una posible incursión enemiga por la zona de los Pirineos en apoyo de los defensores de la ciudad, estaba desplegado en línea dentro de las Colinas de San Marcial, que dominaban el entorno de Irún.
Lo integraban en primera línea la 3ª división, que defendía los territorios de Sorueta y Enacoleta, la 5ª en San Marcial y la 7ª entre Fuenterrabía e Irún. En reserva desplegaban la división del general Francisco Longa, cuatro brigadas inglesas y una portuguesa; en total, unos 16.000 hombres.
Por la parte napoleónica, había unos 18.000 hombres, pero contaban con tropas en las cercanías hasta llegar a más de 50.000. En el amanecer del 31 de agosto, entre la niebla, siete divisiones francesas al mando del mariscal Soult atraviesan el Bidasoa para socorrer a su guarnición de San Sebastián, ocupando los altos arbolados de Irachával, con la intención de tomar San Marcial, que domina el paso del río.
Cuando tratan de ocupar la relevante posición de Soroya, penetrando por la cañada de Ercuti, se encuentran con la decidida defensa de los soldados españoles de la 3ª división, que los rechazan con eficaz fuego de fusilería, e incluso con sus bayonetas, una y otra vez.
Entre los regimientos españoles se encontraba el de voluntarios de Asturias, cuyo joven coronel, Fernando Miranda, perdió la vida gloriosamente. En su ataque por San Marcial los franceses también fueron rechazados por el regimiento de Laredo.
El ejercito español sufrió unas 2.500 bajas y el francés unas 4.000, el mérito y la victoria decisiva correspondieron a las tropas españolas pues soportaron el esfuerzo principal a lo largo de todos los combates y finalmente alcanzaron una de las victorias más señaladas de la Guerra de la Independencia, ya que supuso el final de las grandes batallas, al obligar a los franceses a retirarse de las Vascongadas y de Navarra.
Sir Arthur Wellesley, que apareció poco en el combate de San Marcial, lanzó sin embargo un sonoro discurso de victoria en el cuartel de Lesaca, publicado en la Gaceta de Madrid el 19 de octubre de 1813. Uno de los párrafos dedicados al ejército español es muy significativo:
"Españoles: Dedicaos todos a premiar a los infatigables gallegos, distinguidos sean hasta el final de los siglos, por haber llevado su denuedo y bizarría a donde nadie llegó hasta ahora, a donde con dificultad podrán llegar otros y a donde sólo ellos mismos se podrán acceder, si acaso es posible".
Lo integraban en primera línea la 3ª división, que defendía los territorios de Sorueta y Enacoleta, la 5ª en San Marcial y la 7ª entre Fuenterrabía e Irún. En reserva desplegaban la división del general Francisco Longa, cuatro brigadas inglesas y una portuguesa; en total, unos 16.000 hombres.
Por la parte napoleónica, había unos 18.000 hombres, pero contaban con tropas en las cercanías hasta llegar a más de 50.000. En el amanecer del 31 de agosto, entre la niebla, siete divisiones francesas al mando del mariscal Soult atraviesan el Bidasoa para socorrer a su guarnición de San Sebastián, ocupando los altos arbolados de Irachával, con la intención de tomar San Marcial, que domina el paso del río.
Cuando tratan de ocupar la relevante posición de Soroya, penetrando por la cañada de Ercuti, se encuentran con la decidida defensa de los soldados españoles de la 3ª división, que los rechazan con eficaz fuego de fusilería, e incluso con sus bayonetas, una y otra vez.
Entre los regimientos españoles se encontraba el de voluntarios de Asturias, cuyo joven coronel, Fernando Miranda, perdió la vida gloriosamente. En su ataque por San Marcial los franceses también fueron rechazados por el regimiento de Laredo.
El ejercito español sufrió unas 2.500 bajas y el francés unas 4.000, el mérito y la victoria decisiva correspondieron a las tropas españolas pues soportaron el esfuerzo principal a lo largo de todos los combates y finalmente alcanzaron una de las victorias más señaladas de la Guerra de la Independencia, ya que supuso el final de las grandes batallas, al obligar a los franceses a retirarse de las Vascongadas y de Navarra.
Sir Arthur Wellesley, que apareció poco en el combate de San Marcial, lanzó sin embargo un sonoro discurso de victoria en el cuartel de Lesaca, publicado en la Gaceta de Madrid el 19 de octubre de 1813. Uno de los párrafos dedicados al ejército español es muy significativo:
"Españoles: Dedicaos todos a premiar a los infatigables gallegos, distinguidos sean hasta el final de los siglos, por haber llevado su denuedo y bizarría a donde nadie llegó hasta ahora, a donde con dificultad podrán llegar otros y a donde sólo ellos mismos se podrán acceder, si acaso es posible".
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La Batalla de Los Arapiles 22 de Julio de 1812 |
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